Cuando el encuentro personal da sentido a nuestra tarea

Cuando el encuentro personal da sentido a nuestra tarea

Cuando trabajas con proyectos a tanta distancia física es de vital importancia la confianza mutua entre las partes. Ese es el principal motivo por el que la mayoría de nuestros socios locales son miembros de la familia marianista. Son obras llevadas a cabo por aquellos que viven cada día con las poblaciones protagonistas de los proyectos. Entienden sus necesidades porque las comparten, porque las viven junto a ellos cada día.

Porque el centro de la vida de Acción Marianista y porque lo único importante son las personas. Son personas las que coordinan los proyectos, y personas las que desde España colaboramos con ellos, y personas las que sueñan con una realidad que pueda cambiar, en la que ellos puedan ser las propias personas las protagonistas del cambio, con su desarrollo.

Cuando llegan los meses de verano en España, solemos tener encuentros con algunos de ellas. Recibimos visitas de aquellos que dedican su vida el resto del año a levantar y sostener los proyectos. Es un momento muy especial para Acción Marianista, y lo vivimos como una oportunidad única de escuchar, aprender, sonreír, compartir…

Tras mucho contacto por Skype, por whatasApp, por correo electrónico, llega el momento de la cercanía física, del abrazo fraterno, de la conversación pausada, de compartir proyectos, de salvar dificultades… También hay espacio para informes, entrega de documentos y facturas, pero la magia del encuentro cara a cara es inigualable.

Este verano tuvimos la oportunidad de disfrutar de visitas como la de la hermana Helena Santa María, que nos contaba los avances de la cooperativa Creaciones Vivir en Colombia y nos trajo algunas muestras del trabajo tan bonito que hacen las mujeres (bordados, bolsos, camisetas…); o de Domingos Fuentes, que entrega su vida para proponer en el proyecto Caná las mismas condiciones a los jóvenes de la favela brasileña de Ferradura que las que ya disfrutan las élites brasileñas o españolas; o recibir con humildad la pausada mirada de la misión por parte de Tere Ferre, religiosa marianista que llegó a la India hace casi una década;  dialogar con Javier Anso, sobre las peculiaridades del trabajo en Cuba. Otra visita muy especial fue la de Joseph Adaki, con quien pudimos aprender cómo siguen las cosas por los proyectos socioeducativos que apoyamos en Benín.

Gracias a todos ellos por mostrarnos en primera persona ese día a día, por el regalo que supone el sentirnos familia y por la oportunidad de entender mejor las tareas y sus por qué. Pese a los miles de kilómetros de distancia, estos encuentros ayudan mucho a hacernos sentirnos cerca.